Rwanda Actualidad – Febrero

EL INFORME PERICIAL BALÍSTICO SOBRE EL ATENTADO DE 1994 CONTRA EL AVIÓN DEL PRESIDENTE RUANDÉS JUVÉNAL HABYARIMANA.

SUMARIO

INTRODUCCIÓN

1. LA PRESENTACIÓN DEL INFORME

2. LAS PRUEBAS APORTADAS POR LOS ESPECIALISTAS

3. LAS REACCIONES DE LA OPOSICIÓN RUANDESA

4. LA PUBLICACIÓN DEL INFORME

5. LAS CUESTIONES QUE PERSISTEN DESPUÉS DEL INFORME

INTRODUCCIÓN

El pasado 10 de enero, los jueces franceses Trévidic y Poux comunicaron a las partes un informe pericial sobre la destrucción durante el vuelo del avión del presidente ruandés el 6 de abril de 1994; acontecimiento que desencadenó el genocidio. No se trata de un informe de los jueces, sino de un importante elemento incluido en el informe de instrucción que contiene otras muchas informaciones.

No es sorprendente que los abogados de los imputados, siete oficiales del ejercito ruandés, hayan recogido, durante una rueda de prensa, los elementos del informe que son favorables a sus clientes, que hayan hecho una lectura selectiva y que hayan afirmado que «la verdad ha ganado». También es normal que el gobierno ruandés haya acogido el informe con satisfacción y haya afirmado que esta «verdad científica» pone fin a las acusaciones que se han hecho contra él.

Lo que no resulta tan normal son las conclusiones perentorias y definitivas que inmediatamente ha sacado la prensa y algunos comentaristas, que no habían leído el informe, dado que se encontraba bajo secreto de sumario, y solo se podían basar en lo que habían dicho los abogados de los imputados, y quizá, en sus propias convicciones. Hacen que el informe diga cosas que en realidad no dice, en este caso que el atentado fue cometido por las FAR de Habyarimana. Se han sustentado a veces declaraciones muy duras y definitivas. Aquellos que se han atrevido a sugerir que el FPR podría estar detrás del atentado han sido acusados de revisionismo, y los que no se han adherido a lo que parece ser de repente políticamente correcto han sido acometidos, incluso intimidados .

 

1. LA PRESENTACIÓN DEL INFORME

El informe pericial balístico sobre el atentado de 1994 contra el avión del presidente ruandés Habyarimana, presentado el 10 de enero a las familias de los demandantes (la tripulación y los pasajeros del Falcon 50 derribado en Kigali el 6 de abril de 1994) y a los abogados de las partes, orienta la investigación hacia los disparos de misil desde el campamento militar de Kanombé, entonces en manos de las Fuerzas armadas ruandesas (FAR), el antiguo ejercito gubernamental. «El disparo de los dos misiles, el segundo fue el que derribó el avión, pudo tener lugar en el campamento Kanombé, cerca de las casas de los cooperantes belgas. La zona de tiro que barajamos comprende el cementerio (…) y, sobre todo, la parte de abajo del cementerio», podemos leer en un extracto del informe publicado en el Twitter del periodista independiente Frédéric Helbert. Sin embargo, el informe no señala a los posibles autores de este ataque.

Un equipo para intentar reconstruir las condiciones del atentado

En abril de 2010, los jueces Marc Trévidic y Nathalie Poux, que sucedieron al juez antiterrorista Jean-Louis Bruguière, designaron un equipo compuesto por cinco especialistas: un geómetra, un experto en balística, un experto en explosivos y un experto en incendios, a los que posteriormente se unió un especialista en acústica, para determinar los posibles lugares desde los que se dispararon los misiles que derribaron el avión presidencial. Los jueces Marc Trévidic y Nathalie Poux se reunieron en Ruanda con los especialistas en septiembre de 2010 para intentar reconstruir las condiciones del atentado. Los jueces pidieron a los especialistas que reconstruyesen la trayectoria del Falcon 50, que evaluasen su posición en el momento en el que fue alcanzado, que determinasen el tipo de misil que se utilizó, pero también que determinasen los posibles modus operandi, y que confrontasen todo con los testigos y los datos topográficos.

El campamento militar de Kanombé designado como el lugar desde dónde posiblemente se dispararon los misiles.

Según los especialistas, los misiles que se dispararon y que alcanzaron el ala izquierda del aparato, cerca de los depósitos eran Sa-16, de fabricación rusa. El impacto incendió inmediatamente el Falcon. Los técnicos de balística, que estudiaron las posibles trayectorias, desecharon cuatro posibilidades y se quedaron con dos, desde el campamento Kanombé. El especialista en acústica también ha desempañado un papel destacado. Estudió el entorno y la difusión del sonido en el lugar para perfilar dos testimonios. El primero, muy conocido, es el del doctor Massimo Pasuch, médico militar belga, que dijo haber oído aquella tarde una explosión y haber visto una estela naranja. El segundo testimonio es el de un militar francés, el Coronel de Saint-Quentin. Este oficial, que se alojaba en el campamento de Kanombé, siempre ha dicho que escuchó claramente los disparos. Ahora bien, según el experto, la granja de Masaka, el otro sitio desde el que se podía haber llevado a cabo el atentado, está muy lejos para que el sonido llegase de forma tan clara al Coronel. Si los misiles se hubiesen disparado desde la colina Masaka, no se hubiesen escuchado con tanta claridad desde Kanombé, y el ruido habría llegado a los testigos después de que hubiesen visto la explosión del aparato. Los proyectiles solo se pudieron disparar desde el recinto del campamento o desde las proximidades de éste.

 

Las primeras declaraciones de los abogados de las partes.

Los abogados de las siete personas próximas al actual presidente ruandés, Paul Kagame, que fueron imputadas, han interpretado este informe como un cese de la causa y piden a los jueces de instrucción encargados de la investigación el sobreseimiento del caso.

Por su parte, Jean-Yves Dupeux, abogado de los dos hijos del presidente Habyarimana, ha afirmado que «lo que dice el peritaje es que, en el estado de comprobación, los disparos no provinieron de Masaka, lo que no señala, sin embargo, al campamento de enfrente» es decir, al de los extremistas hutus. La abogada de su viuda, Philippe Meilhac, también se ha mostrado prudente sobre las conclusiones que se pueden extraer de este peritaje en cuanto a la identidad de los autores de los disparos. «Hay una novedad respecto al presunto lugar desde el que se dispararon los misiles que derribaron el avión, pero también hay muchas confirmaciones» ha afirmado. Ha tomado como ejemplo las conclusiones sobre el modelo de los misiles que se utilizaron. Se trata de misiles SA-16 de fabricación soviética. «Los SA-16 son fáciles de transportar y se disparan desde el hombro. Sin embargo, su mantenimiento requiere de una gran experiencia que no poseía nadie en el seno de las FAR (fuerzas armadas ruandesas, leales al poder)», ha dicho Meilhac.

 

Las primeras reacciones del gobierno ruandés.

Para el gobierno ruandés, este informe pericial «hace justicia» a Ruanda. «A partir de ahora, queda claro para todos que el atentado contra el avión fue un golpe de estado llevado a cabo por los extremistas hutus, que no veían con buenos ojos los esfuerzos que estaba realizando Habyrimana para instaurar un diálogo con la rebelión tutsi de aquella época. Los extremistas hutus fueron asistidos por sus consejeros que detentaban el control del campamento militar de Kanombé», comentó en un comunicado la ministra de Asuntos Exteriores, Louise Mushikiwabo, y añadió que su país esperaba un «sobreseimiento» para las personas cercanas al presidente ruandés Paul Kagame, todavía imputadas en el marco de la investigación francesa sobre la muerte del expresidente Habyarimana.

 

La investigación todavía no ha terminado.

La investigación no ha terminado todavía: aunque se sepa dónde se produjeron los disparos, el juez Trévidic todavía debe encontrar a los autores del atentado, descubrir quiénes se encontraban la tarde del 6 de abril en el recinto del campamento de la guardia presidencial.

El informe concluye que los disparos técnicamente no pudieron provenir de las bases situadas alrededor del aeropuerto, y que entonces estaban ocupadas por las fuerzas del Frente Patriótico Ruandés (FPR) de Paul Kagame. Sin embargo, no señalaría formalmente a los soldados del ejército gubernamental de la época.

Los especialistas creen que los autores de los disparos contaban con una amplia experiencia, lanzan la hipótesis de la intervención de especialistas extranjeros en misiles, podría tratarse de agentes secretos o de mercenarios. Para los abogados de los imputados allegados al presidente (Paul Kagame), Mes Maingain y Forster, es posible que un pequeño grupo de militares perteneciente a las FAR contase con la formación necesaria para manipular los lanzamisiles. Sin embargo, según ellos, la pista más probable es que los autores del atentado fuesen militares o mercenarios extranjeros.

 

Dos teorías se enfrentan hasta el momento.

La tarde del 6 de abril de 1994, el Falcon 50, que transportaba al presidente ruandés Juvénal Habyarimana y a su homólogo burundés Cyprien Ntaryamira, fue derribado por misiles tierra-aire mientras se disponía a aterrizar en Kigali. Este atentado fue considerado como el acto que desencadenó el genocidio ruandés, que provocó la muerte de al menos 800.000 personas.

La investigación del juez francés Jean-Louis Bruguière señaló en 2006 a un comando del Frente patriótico ruandés (FPR), la rebelión tutsi dirigida en 1994 por el actual presidente Paul Kagame, provocando por parte de Kigali la ruptura de las relaciones diplomáticas con Francia. Según sus investigaciones, los hombres del FPR, mayoritariamente rebeldes tutsis en guerra abierta desde hacía cuatro años contra el régimen de Habyarimana, se habrían infiltrado desde el Parlamento ruandés a través del dispositivo de las Fuerzas armadas ruandesas (FAR, leales) en la colina Masaka, que domina el aeropuerto al este de la pista.

Sin embargo, un informe de investigación ruandés de 2009 afirma que los disparos se produjeron en el campamento de Kanombé, importante base de las FAR, que linda con el aeropuerto y con la resistencia presidencial al sudeste, es «imposible imaginar» que el FPR pudiese infiltrarse ahí. La teoría ruandesa atribuye la responsabilidad del atentado a los extremistas hutus de las FAR, que habrían querido deshacerse del presidente Habyarimana, considerado demasiado moderado, para facilitar un golpe de Estado.

Ruptura e inicio de las relaciones diplomáticas entre Kigali y París.

La presencia de tripulación francesa a bordo del avión llevó a Francia a abrir una investigación. La investigación dirigida por el juez antiterrorista Jean-Louis Burguière desembocó en 2006 en la pronunciación de nueve órdenes de arresto contra miembros del Frente patriótico ruandés (FPR), próximos al presidente Kagame.

Estas acusaciones provocaron la ruptura de las relaciones diplomáticas entre Kigali y París. La situación comenzó a relajarse después de la imputación (acusación), en 2008, de una persona cercana al presidente del gobierno, y en 2010, de otras seis, que llevaron al cese de las órdenes. Otras dos personas, una fugada y la otra probablemente muerta, continúan bajo la orden de arresto francés.

Una visita de Nicolas Sarkozy a Kigali, en febrero de 2010, comenzó el proceso de reconciliación, ratificado por la visita de Paul Kagame a París, en septiembre de 2011. El acercamiento entre los dos países, simbólico y estratégico, era conveniente para ambos; por una parte, el informe ruandés contribuía a enturbiar la imagen de Francia en el continente africano; y por otra parte, la falta de confianza de los países anglosajones podía sancionar el aislamiento internacional de Ruanda.

En febrero de 2010, Nicolas Sarkozy reconocía en Kigali una «forma de ceguera» por no haber percibido «la naturaleza genocida» del régimen de Habyarimana, apoyado hasta el final por París. A su vez, en visita oficial a París en septiembre de 2011, Paul Kagame aseguró que no esperaba «disculpas» de Francia, mientras que los grandes responsables franceses imputados en el genocidio fuesen moderados en Kigali .

 

2. LAS PRUEBAS APORTADAS POR LOS EXPERTOS

Emmanuel Neretse aporta algunas precisiones sobre el término Kanombé:

1. Kanombé – Municipio: se trata del municipio Kanombé, uno de los 144 municipios de la República Ruandesa antes de 2002.

2. Kanombé – Distrito: el municipio de Kanombé está dividido en diez distritos administrativos, uno de ellos es el distrito Kanombé.

3. Kanombé – Campo militar: en el distrito de Kanombé se delimitó en los años 60 un campo militar que comprendía un centenar de hectáreas. Este campo limita al este con el distrito de Masaka del que está separado por un pantano de alrededor de 1 Km, y limita al sur con el distrito de Busanza; mientras que al oeste linda con el aeropuerto. Al norte limita con la prolongación de una carretera que bordea la pista de aterrizaje. Hasta abril de 1994, el campo comprendía:

a) Un cuartel militar con edificios administrativos, tiendas, talleres, garajes, alojamientos para los suboficiales y las tropas.

– Un barrio para oficiales con sus residencias.

– Un hospital.

b) Campos y bosques consagrados a los trabajos comunitarios de desarrollo (Umuganda). Estos terrenos se extienden después del barrio de los oficiales y por bajo hacia los pantanos que separan los distritos de Masaka-Kanombé y Busanza. Estos espacios (pantano, campos y bosques de Umuganda) no estaban vallados, ni vigilados.

c) Un campo de tiro para armas ligeras: estaba situado en el valle que separa el distrito Kanombé y Busanza.

d) Un cementerio militar, situado en el flanco de la colina de Busanza al sur del cuartel. Se podía acceder a él por la carretera que bordeaba la pista del aeropuerto por el sur. El cementerio no estaba vallado, ni vigilado.

4. Kanombé: campamento militar.

Se trata del conjunto descrito en el 3.a). Este conjunto era el único que estaba vallado y vigilado.

Únicamente la lectura minuciosa del informe técnico, sobre todo de las coordenadas exactas desde dónde se habrían disparado los misiles, podrá indicar si los especialistas señalaron el cuartel, los terrenos y campos de Umuganda, el campo de tiro o el cementerio.

La primera lectura, incluso una lectura rápida del informe, reveló que el punto señalado estaba situado en el campo militar de Kanombé, pero no en el campamento militar, sino más bien en el extremo este del flanco de la colina Busanza, concretamente en los bosques situados entre la colina de Masaka, el barrio de los oficiales, el valle de Nyarugunga y el cementerio militar de Kanombé.

Ahora que se ha establecido que el misil que alcanzó el Falcon 50 fue disparado desde el campo militar de Kanombé, y que el mismo informe reconoce que de los dos misiles SAM 16 que fueron disparados solo uno alcanzó su objetivo, esperamos que los investigadores descubran porque los dos lanzamisiles fueron hallados a 3 Km, en la colina de Masaka separada del lugar por un terreno amplio y pantanoso. Pero la respuesta más esperada es la que contestará a una pregunta esencial: « ¿Quién disparó al avión del presidente Habyarimana el 6 de abril de 1994?» Con la integridad y la profesionalidad unánimemente reconocidas del juez Trévidic, esperamos obtenerla un día, siempre que la pasión y la política no pongan trabas a la justicia .

Las cuatro conclusiones a las que han llegado los especialistas.

Según las primeras informaciones recogidas por Jambonews, los especialistas han llegado a cuatro conclusiones.

La primera de las conclusiones es que el avión fue derribado por un misil portátil SA-16 (SAM 16) de fabricación soviética.

La segunda conclusión es que hubo dos disparos, de los cuales solo uno consiguió alcanzar el avión.

La tercera conclusión es que los misiles no alcanzaron los reactores que quedaron intactos.

La cuarta conclusión es que el ala izquierda del aparato es la que fue alcanzada. El análisis de los restos del avión demuestra que el misil alcanzó el depósito situado en el ala izquierda.

La misión de los especialistas consistía, a partir de estos elementos, en determinar el lugar dónde se dispararon los misiles.

Los especialistas señalaron seis posibles lugares desde los que se podían haber disparado los misiles, por eliminación determinaron el lugar más probable.

La posición ideal para un tirador experimentado era, según los especialistas, la posición de Masaka (bien la granja o el valle). Sin embargo, los especialistas desecharon esta pista a causa de dos elementos que juzgaron determinantes.

El primero de los elementos es el relato de tres testigos de primer orden, un militar francés y dos médicos militares belgas, que se encontraban aquel día en el campamento Kanombé y que afirmaron haber escuchado el ruido de los misiles. El especialista acústico consideró que era imposible escuchar el ruido de los misiles desde Masaka, situado a más de 3 Km de allí. Considera que en vista de la distancia, el avión habría alcanzado el suelo antes de haber escuchado el ruido.

El segundo elemento es el impacto del misil y en este caso, el hecho de que el misil alcanzase el ala izquierda del aparato. Según los expertos, los misiles siguen el calor de su objetivo. Ahora bien, en el momento en que el avión fue abatido, ya había sobrepasado la colina Masaka, lo que significa que si el misil hubiera llegado por detrás (por tanto, de Masaka) hubiera alcanzado el reactor y no el ala izquierda del aparato. La conclusión de los especialistas en este punto es que el misil vino por delante antes de alcanzar el ala izquierda.

A la luz de estos elementos, juzgados determinantes por los especialistas, consideran que los misiles fueron disparados «probablemente» desde una de las dos posiciones situadas en el campamento militar de Kanombé.

Otro dato aportado por los especialistas es que los Sams 16 que se utilizaron para derribar el avión fueron usados por especialistas, ya que para utilizarlos se requiere una formación mínima de 50 a 60 horas. También han dicho que había dos tiradores.

Al final de la presentación del informe, el juez Marc Trévidic, que leyó alternativamente junto con Nathalie Poux las conclusiones de los especialistas, anunció que cada una de las partes tenía desde ese momento tres meses para presentar sus observaciones sobre el informe pericial, y eventualmente pedir un contrainforme.

Después de recoger el conjunto de observaciones, los jueces Trévidic y Poux, deberán juzgar el informe pericial desde la óptica de otros elementos del informe, sobre todo los numerosos testimonios. Mientras los jueces sacan sus conclusiones sobre la investigación, nadie será exculpado, ni tampoco imputado, no es la función de los expertos. Será tarea de los jueces Trévidic y Poux entregar, al final de la investigación, un informe completo acerca de la eventual implicación de los miembros del FPR, sospechosos de estar tras el origen de este atentado; en caso de no ser así, de inculpar a otros sospechosos .

Colette Braeckman insiste en el ruido de los misiles al ser disparados.

El doctor Massimo Pasuch, anestesista-reanimador y cooperante militar belga en Ruanda, tenía su residencia en el recinto del campamento Kanombé. El teniente coronel Pasuch mantiene vivos sus recuerdos: «el ventanal de mi comedor daba a un valle que descendía hacia una zona pantanosa surcada por uno de los brazos del río Nyabarongo. Era una zona poco frecuentada, los militares nos habían prohibido el acceso hacía dos meses». El médico recuerda como la cena del 6 abril fue interrumpida por un extraño ruido: «escuché el disparo de misiles. Vimos dos estelas rojas que cruzaban el cielo. Minutos después resonó una enorme explosión, y vimos una bola de fuego que se estrelló a 400 metros de mi domicilio. Era el avión del presidente Habyarimana». Pasuch continua: «En mi opinión, es cierto que el disparo provino de esta zona pantanosa, por donde nadie pasaba, y donde el comando tuvo todo el tiempo del mundo para tomar posiciones y prepararse». Para el oficial, «se trató de una operación cuidadosamente preparada, muy técnica, ya que hay que alcanzar un avión en pleno vuelo que se encontraba en fase de aterrizaje. Solo los profesionales pueden llevar a cabo una maniobra así».

El teniente coronel francés Grégoire de Saint Quentin, cuya vivienda se encontraba en el campamento de Kanombé, cerca de la hilera de casas donde se alojaban los belgas, confirma que él también escuchó el ruido que hicieron los misiles al ser disparados.

Parece que el ruido que provocaron los misiles al ser disparados ha representado un elemento esencial en la investigación del juez Trévidic. El especialista en acústica reconstituyó en los lugares las condiciones que reinaban aquella tarde del 6 de abril, la dirección y la fuerza del viento. De esta forma pudo trazar el perímetro en el que se pudo escuchar el ruido de los misiles al ser disparados, y concluyó que si en el campamento Kanombé varios testigos recuerdan este misterioso ruido, el sonido no pudo provenir de la colina de Masaka, durante mucho tiempo señalada como el lugar donde se produjeron los disparos, ya que el sonido desde allí hubiera sido imperceptible .

 

3. LAS REACCIONES DE LA OPOSICIÓN RUANDESA

Faustin Twagiramungu, presidente de RDI-Rwanda Rwiza, rechaza la hipótesis de una relación directa causa-efecto entre el lugar del disparo del susodicho misil y la identificación automática de los extremistas hutus como los presuntos autores de los disparos. Según él, desde este momento corresponde al juez antiterrorista Trévidic esclarecer no solamente el lugar desde el que se realizaron los disparos, sino también la identificación exacta de los responsables de este crimen que desencadenó un crimen mayor, el genocidio ruandés.

Théogène Rudasingwa, antiguo secretario general del FPR y antiguo director del gabinete de Paul Kagame, tras recordar que el 1 de octubre de 2011 había indicado que Paul Kagame en persona le dijo que era el responsable de los disparos que derribaron el avión el 6 de abril de 1994, remarcó que el informe afirma sobre todo que:

a) Los especialistas se inclinan por la versión que señala que el misil que derribó el avión fue disparado desde los alrededores de Kanombé en Kigali; y b) que los misiles eran de fabricación rusa y habían sido entregados por la antigua Unión Soviética. A este respecto, señala lo siguiente:

1. el hecho de que los misiles fuesen disparados desde los alrededores de la zona de Kanombé no significa en absoluto que Kagame no haya cometido el crimen; y 2. el hecho de que los misiles fuesen de origen soviético constituye un elemento técnico esencial para determinar quién fue el auténtico culpable.

Ha reiterado en numerosas ocasiones que Paul Kagame fue el promotor del atentado, y posee elementos que lo prueban. Sin embargo, espera a ser convocado para entregárselos al juez. Espera que el juez Trévidic aproveche estos tres meses para recoger también su testimonio e integrarlo en su investigación, como uno de los nuevos elementos de este caso

El Congreso nacional ruandés (CNR), animado por los antiguos compañeros de armas del presidente Paul Kagame, y las Fuerzas democráticas unificadas (FDU), tras precisar que el informe técnico investigó seis posibles lugres desde los que se podrían haber lanzado los misiles, han asegurado creer en la implicación del FPR en el atentado de abril de 1994. «Considerando el nivel de infiltraciones y los despliegues por parte de la rebelión de agentes secretos en la ciudad de Kigali y sus alrededores, no dudamos ni por un instante que el FPR estuviese en posición de montar una operación de semejante envergadura en la mayoría de los lugares sospechosos» mencionados por el perito, afirman. Según las dos organizaciones, ha habido demasiados informes contradictorios sobre este ataque terrorista, y únicamente una investigación internacional compuesta por especialistas de diferentes países abrirá el camino a una justicia denegada .

 

4. LA PUBLICACIÓN DEL INFORME

Ahora que el informe está disponible en internet puede proponerse un análisis que destape conclusiones menos contrastadas de las que hemos podido escuchar durante las últimas semanas.

El informe pericial realizado en el marco de la investigación abierta en Francia el 27 de mayo de 1998, a raíz de una demanda presentada por la familia del piloto francés muerto, Jean-Pierre Minaberry, en la «destrucción durante el vuelo del Falcon 50» de Juvénal Habyarimana, determina el posible lugar desde el que se lanzaron los misiles, y confirma la naturaleza de los misiles que se emplearon el 6 de abril de 1994. Sin embargo, este informe de 328 páginas, no identifica a los autores del crimen.

Los especialistas barajan seis probables zonas desde las que se pudieron disparar los misiles. Tres de estas zonas se encuentran en el distrito del campamento militar de Kanombé, donde se alojaba sobre todo el batallón de paracaidistas, y que lindaba con la casa de Juvénal Habyarimana. La cuarta zona, llamada «la porqueriza», también se encuentra cerca de la residencia presidencial. Las otras dos zonas se encuentran en la planicie de Masaka, que también se ubica dentro del territorio controlado por las FAR.

Los especialistas, durante su desplazamiento a Ruanda, escucharon doce testimonios, y realizaron, en las seis zonas, las anotaciones geométricas, topográficas y acústicas necesarias para probar cada una de sus hipótesis. El perito extrajo las siguientes conclusiones:

– Determinaron el arma que se utilizó: partiendo de 53 posibilidades, el perito procedió por eliminación. Algunas armas se descartaron por la fecha en la que se pusieron en funcionamiento, otras porque no correspondían con el tipo de impacto que había en los restos del avión, y otras porque no podían utilizarse de noche. Únicamente se aceptó el misil tierra-aire de fabricación soviética SA16. Los especialistas precisaron que había dos tiradores, separados entre sí por una veintena de metros, cada uno disparó un misil. Recuerdan que «la utilización de este material tierra-aire requiere de una preparación y un entrenamiento serios. Un principiante o un neófito no podría haber utilizado correctamente estos misiles. Se necesitan 70 disparos, o sea entre 50 y 60 horas de entrenamiento para poder comprender el funcionamiento del arma con el fin de convertirse en un tirador operativo».

-Determinaron la zona más probable desde la que se realizaron los disparos: los especialistas creen que las posiciones de tiro de Masaka son ideales: «desde estas dos posiciones la probabilidad de alcanzar el avión es mayor que desde las otras posiciones que se han estudiado», apuntan. Las posiciones de Kanombé no son tan buenas: «la probabilidad de alcanzar el avión es menor desde estas posiciones que desde Masaka. Sin embargo, es suficiente para que uno de los dos misiles que se disparó pudiera alcanzar el avión». Finalmente, Masaka se descartó: un disparo desde este lugar habría atravesado el reactor izquierdo, y no habría chocado debajo del ala, ya que, lanzado por detrás, el misil habría seguido el calor de lo tres reactores posteriores del avión, señalan los especialistas. Pero, sobre todo, porque el disparo no podría haberse escuchado tal como lo describieron los testigos de referencia del informe, es decir, el matrimonio belga y sus invitados, que cenaban aquella noche en su casa situada en el interior del campamento militar de Kanombé.

El informe concluye: «el conjunto de puntos de coherencia que se desprende de los estudios que hemos realizado nos permiten señalar como posible lugar de los disparos, el campamento de Kanombé. Dentro de esta zona se inscriben dos posiciones 2 y 6, (…), es decir, el actual cementerio y la parte de abajo del cementerio, un espacio comprendido entre las fachadas traseras de las tres casas de los destacados belgas, entre las que se encuentra la de la familia Pasuch, y la cima de la colina que domina el valle de Nyagarongo. El hecho de que consideremos estas dos posiciones no significa que los misiles técnicamente no se pudiesen disparar desde un perímetro más extenso. Consideramos que una zona de extensión hacia el este y el sur, del orden de una centena de metros o incluso más, bajo reserva de tener un terreno despejado hacia el eje de aproximación del avión, puede tenerse en cuenta». Este margen de apreciación es importante, ya que permite considerar que los tiradores estaban situados en el exterior del recinto del campamento militar de Kanombé .

Según Filip Reyntjens, profesor en la Universidad de Anvers, el informe pericial intenta responder principalmente a dos cuestiones: el lugar desde dónde se dispararon los miles y el tipo de misiles que se utilizó. Dos datos técnicos autorizan a los especialistas a señalar los lugares más probables desde los que se dispararon los misiles: por una parte, el punto de impacto del misil, y por otra parte, los datos acústicos sobre el ruido que produjeron los misiles al ser disparados, y que algunos testigos escucharon. Hay que señalar que el especialista acústico no se desplazó al lugar de los hechos, efectuó una simulación en un territorio militar francés. En lo que respecta al lugar en el que el avión fue alcanzado, los especialistas se basan en un acercamiento normal, aunque el avión podría haber desviado su trayectoria a causa del primer misil o el piloto podría haber efectuado una maniobra para esquivarlo, posibilidad, que por otra parte, se ha señalado en el informe. Basándose en estos datos, el perito barajó dos lugares en el interior del campo militar de Kanombé, el cementerio y una posición en la parte de abajo del cementerio, aunque la zona de Masaka está situada en la prolongación de los lugares que se han aceptado.

Los especialistas también creen que la posición de Masaka es la mejor de las que se ha estudiado, y que las que se han aceptado ofrecen una probabilidad de alcanzar el avión menos elevada, pero que sería suficiente para que uno de los dos misiles que se dispararon pudiera alcanzar el avión. Deben señalarse bastantes puntos a este respecto. En primer lugar, contrariamente a lo que han afirmado numerosos comentaristas, estos lugres no se encuentran en el interior del campamento militar de Kanombé (lo que probablemente señalaría a las FAR), sino en el límite de un vasto campo militar de una centena de hectáreas. Este campo no está vallado ni vigilado. Los especialistas creen además que el perímetro de lanzamiento podría extenderse hacia el este o el sur, en el orden de una centena de metros o incluso más, lo que situaría el lugar de los disparos fuera del campo militar.

En segundo lugar, dos importantes testigos mencionados en el informe vieron las estelas de los misiles a través de los ventanales traseros de la casa que estaba situada en el límite del campo, y orientada hacia el valle de Masaka. En una declaración, hecha ante la auditoria militar belga el 13 de abril de 1994, una semana después de que ocurrieran los hechos, el coronel médico Daubresse declaró que vio «mirando en dirección este (es decir hacia los alrededores de Masaka), subir desde la derecha hacia la izquierda, una proyectil propulsado por una llama de color rojo anaranjado» a una distancia máxima de cinco kilómetros y a una distancia mínima de un kilómetro (los dos lugares aceptados por los especialistas se sitúan a 116 y 203 metros respectivamente de la casa). Esta observación fue confirmada el mismo día por su colega el coronel médico Pasuch. Estos dos testimonios no sitúan, por tanto, el lugar de los disparos en el interior del campo militar, sino en dirección al valle de Masaka.

Por último, ya que el lugar llamado «La Granja» situado en el valle al lado de Masaka fue citado como el lugar desde el que se produjeron los disparos, es sorprendente que los especialistas no escuchasen ningún testigo, ni que sus declaraciones fuesen verificadas desde el punto de vista acústico. Ahora bien, en octubre de 1994 los testigos de Masaka dijeron haber visto a los misiles salir de los alrededores de «La Granja», y esto en un momento en el que no se daban cuenta de la apuesta que suponía el lugar de proveniencia de los disparos. Se constata, por tanto, que el peritaje técnico no se corresponde forzosamente con las observaciones de los testigos oculares, y corresponderá a la instrucción evaluar la fuerza concluyente de estos datos contradictorios.

En cuanto a los misiles que se utilizaron, el informe pericial concluye, mediante un proceso de eliminación, con la probabilidad de que se tratasen de SA16 de origen soviético. Los especialistas señalan que su conclusión no está influenciada por el descubrimiento, cerca de «La Granja» algunas semanas después del atentado, de dos tubos lanzamisiles SA16. Los especialistas señalan que se necesitan entre 50 y 60 horas de formación para poder utilizar estas armas, y que una persona sin experiencia no puede manejar este sistema. Ahora bien, las antiguas FAR no poseían misiles tierra-aire (habían intentado adquirirlos en vano), sin embargo, el FPR los utilizó durante la guerra. El juez Bruguière ya había establecido que los soviéticos vendieron los misiles, cuyos lanzadores se encontraron cerca de «La Granja», a Uganda. Fuentes importantes del ejército ugandés afirman que formaban parte del lote que más tarde fue cedido al FPR.

Estas constataciones muestran simplemente que los que afirmaron que con el informe pericial, «se conoce la verdad» aman las historias simples. Filip Reyntjens concluye: «Aunque pienso siempre que las pruebas señalan al FPR en vez de a las FAR como autor del atentado, no pretendo conocer la verdad. Corresponderá a los jueces Trévidic y Poux decidir, después de su instrucción, en base a todos los elementos del informe y –sobre todo- en completa independencia, si será o no necesario transferir el informe por posibles proseguimientos» .

 

5. LAS CUESTIONES QUE PERSISTEN DESPUÉS DEL INFORME

André Guichaoua tiene la impresión de que, después de la publicación de este informe, se ha hablado demasiado sobre el tema. Aunque ahora mismo, el informe no indica quiénes fueron los autores, y tampoco absuelve a las personas imputadas hasta ahora. Con esto no quiero decir que no se hará, pero de momento no tenemos estos elementos, y hay que respetar el ritmo y los procesos de la justicia.

Hay preguntas que continua haciéndose después de este informe. Si damos validez a la idea de que fueron los hutus los que organizaron el atentado del 6 de abril de 1994, quedan muchas cuestiones por resolver. Hay dos hipótesis respecto a esta teoría. La primera es que fue la familia política del presidente la que organizó el atentado. Sin embargo, la única persona capaz de organizar algo así era el coronel Elie Sagatwa, hermanastro de la viuda de Habyarimana, que murió junto al presidente en el atentado; por tanto es difícil conceder crédito a esta idea. La segunda hipótesis, es la de los oficiales extremistas, pero el jefe del estado mayor también murió en el atentado. A este respecto, hay que señalar que no son yihadistas, Guichaoua no cree que se hayan sacrificado por la causa. Por tanto, habrá que avanzar elementos precisos para sustentar estas hipótesis, y los espera con impaciencia .

Según Hervé Cheuzeville, a finales de los años 90 y principios del 2000, la teoría más creíble y la que se difundió a través de los medios de comunicación fue que el atentado había sido cometido por los «extremistas hutus».

Poco a poco comenzaron a vislumbrarse otras posibilidades: una acción de los hombres del FPR, bajo las órdenes de Paul Kagame. Esta versión fue ampliamente difundida después del trabajo realizado por el juez Bruguière, predecesor del juez Trévidic.

Con el fin de intentar esclarecer los hechos, conviene retomar una serie de elementos importantes.

1. Según la teoría que imputa a los «extremistas hutus», el presidente Habyarimana habría sido asesinado por haber hecho grandes concesiones durante las negociaciones de Arusha.

Los extremistas, que temían que el FPR entrase en el gobierno de transición, habrían decidido hacerse con el poder; para ello, había que acabar con el presidente. Todos los testigos, que estaban en el lugar, confirman el pánico y el desorden que reinaban en el seno de lo que quedaba del gobierno ruandés en las horas que siguieron a la muerte de Habyarimana. A los que tenían que tomar las riendas del poder al día siguiente, el acontecimiento les había pillado de improviso. No estaban ni preparados ni organizados.

Sabemos que una operación así no se improvisa; siempre se planea con semanas, incluso con meses de antelación. El organigrama del nuevo gobierno está listo generalmente antes incluso de que haya tenido lugar el golpe de estado. Sin embargo, este no fue el caso de Ruanda el 6 de abril de 1994. La cúpula del gobierno desapareció en el atentado, y los hombres de segunda línea se encontraron ante la escena sin estar preparados, como el coronel Bagosora que solo era el director del gabinete del ministro de defensa.

En cambio, la ofensiva general lanzada por el FPR la misma tarde en la que tuvo lugar el atentado estaba lejos de ser improvisada. Sabemos que una ofensiva general debe prepararse de forma minuciosa, con meses de antelación. La logística, sobre todo, debe estar preparada (carburante, municiones, medios de transporte y de comunicación). La coordinación entre las distintas unidades, entre los diferentes servicios debe estar regulada con exactitud. Por último, los hombres deben estar listos y deben encontrarse reunidos en los alrededores del lugar deseado, en el momento deseado. Esta ofensiva general del FPR no pudo decidirse, por tanto, a raíz de la muerte del presidente Habyarimana, sino mucho antes, en previsión de esta muerte.

2. Los elementos del FPR estaban en Kigali desde hacía meses, en virtud de los acuerdos de Arusha. Permanecieron en el CND, el parlamento ruandés, y convoys escoltados por las fuerzas de la ONU les permitían ir y venir entre el territorio ocupado por el FPR, al norte del país, y la capital. Por tanto, no es impensable que los soldados del FPR, probablemente disfrazados de soldados gubernamentales, pudieran haberse aproximado al aeropuerto con el objetivo de lanzar misiles contra el avión que estaba en fase de aterrizaje.

3. Los misiles: se estableció que estos misiles eran de origen soviético.

Ahora bien, el ejército ruandés no poseía este tipo de misiles. En cambio, el ejercito Ugandés si contaba con este tipo de armas.

Hay que recordar que el FPR proviene del NRA, el ejército del presidente ugandés Museveni.

Es una facción de este ejercito, compuesta por soldados y oficiales de origen ruandés, que llevaban el uniforme ugandés y que utilizaron armas provenientes de las armerías ugandesas, quien atacó Ruanda el 1 de octubre de 1990, desde el territorio ugandés; desencadenando de esta forma la guerra que debía llevar al FPR al poder. Durante toda la guerra el FPR dispuso de bases en Uganda, reclutó en Uganda, y recibió armamento, equipamiento y refuerzos de este país. Por tanto, no es inconcebible que Uganda suministrase al FPR los misiles tierra-aire que derribaron el avión del presidente Habyarimana.

4. Las conclusiones del informe pericial del juez Trévidic indican que los misiles fueron lanzados desde el campamento militar de Kanombé.

Según la configuración topográfica de Kigali, Kanombé no es solamente un campamento militar.

Es ante todo un barrio de Kigali situado en lo alto de una colina llamada Kanombé, muy próximo al aeropuerto. Es difícil admitir que los soldados del FPR pudieran disparar los misiles desde el campamento militar de Kanombé, en cambio, es posible que operasen desde la colina de Kanombé. De esta forma, no se contradecirían en nada las conclusiones del informe pericial .

Según Bernard Lugan, el informe encargado a los especialistas técnicos delegados (balística, acústica, etc.) para conocer el lugar desde el que se dispararon los misiles que, el 6 de abril de 1994, derribaron el avión del presidente Habyarimana, solo constituye un elemento más del voluminoso informe que atañe al asesinato del jefe de Estado ruandés; es un paso más del proceso. No permite ninguna extrapolación, ya que no dice quién fue o quién no fue el que derribó el avión presidencial.

Volvamos, por tanto, solo a los hechos.

El 6 de abril de 1994 hacía las 20h 30, mientras se disponía a aterrizar en Kigali, el avión del presidente hutu Juvénal Habyarimana fue derribado por dos misiles portátiles SAM 16, cuyos números de serie eran respectivamente 04-87-04814 y 04-87-04835; ahora bien, tal y como se estableció ante el TPIR, el ejercito ruandés no disponía de este tipo de misiles.

Se investigó la procedencia de estos aparatos: fabricados en la URSS, formaban parte de un lote de 40 misiles SA 16 IGLA entregados al ejército ugandés algunos años antes. A título indicativo, Paul Kagame y sus principales allegados eran oficiales superiores en el ejército ugandés antes de la guerra civil ruandesa, y entre 1990 y 1994, Uganda no fue solo la base trasera, sino también el arsenal del APR.

Desde el atentado se contraponen dos teorías:

1) El atentado fue cometido por los «extremistas hutus» que habrían asesinado al presidente, que iba a bordo del avión, para poder desencadenar el genocidio que habían programado y preparado.

El punto débil de esta teoría es que el Tribunal penal internacional de Ruanda (TPIR), en todos los juicios que atañían a los «principales responsables del genocidio», ya sean de primera instancia, o apelaciones, estableció claramente que no hubo un acuerdo para cometer este genocidio, y que, por tanto, no estaba programado.

2) El atentado fue cometido por el FPR bajo las órdenes del general Kagame con el objetivo de poner fin al Estado ruandés, y disponer del pretexto para tomar militarmente el poder. Etnomatemáticamente hablando, las elecciones previstas bajo la supervisión de la ONU darían la victoria automática a los Hutus (más o menos el 90% de la población) sobre los Tutsis (más o menos el 10%), y esto a pesar de sus divisiones. Esta teoría es sobre todo la del juez Bruguière.

¿El documento entregado a las partes el 10 de enero por los jueces Trévidic y Poux cuestiona esta exposición del informe?

No, ya que la única novedad que contiene afecta al lugar de los disparos. Según el informe pericial, este lugar estaría situado «probablemente» en la zona de Kanombé, o sea a una distancia de a penas 2 o 3 kilómetros de la granja de Masaka identificada por el juez Bruguière, según varios testimonios, como el lugar dónde se produjeron los disparos.

En lo que respecta al campamento Kanombé, no era el «santuario» de la guardia presidencial, el acantonamiento principal estaba situado en el centro de Kigali, frente al CND, acuartelamiento del APR desde la firma de los acuerdos de Arusha. Era un espacio amplio que solo estaba vallado en parte por dos líneas de espino a menudo aflojadas; abierto hacía Masaka sobre tierras baldías y los bosquecillos. Se podía entrar fácilmente si no se franqueaba la entrada principal. Esto puede significar que efectivamente, un comando del FPR se pudo introducir.

Los jueces Trévidic y Poux deben confrontar ahora este informe pericial con otros elementos del informe. Sobre todo deben resolver la cuestión de los lanzamisiles de los dos misiles encontrados en Masaka. También deben comparar el informe pericial con los testimonios que contiene el informe del juez Bruguière y que relatan con gran precisión y con una impresionante cantidad de detalles el lugar de los disparos, es decir Masaka, así como los nombres de los tiradores y de los miembros de su escolta, y el despliegue programado de la acción.

Los jueces darán a conocer su informe final al término de la investigación, como mínimo dentro de varios meses; de momento, todo lo que se diga son solo especulaciones, desinformación, propaganda, en una palabra «humo» .

Johan Swinnen, embajador de Bélgica en Ruanda durante los trágicos años (1990-1994), ha aceptado entregar su análisis a Le Vif/L’Express.

– Pregunta: Este informe incriminaría más a los extremistas hutus que a los rebeldes tutsis del FPR, hoy en el poder ¿Qué piensa usted?

– Respuesta: Es solo un informe intermediario. Extrapolar como lo hacen algunos señalando ya a los tiradores es inaceptable. Los extremistas hutus, puede ser. Pero, tampoco descarto un escenario organizado por el FPR. ¿Quería hacerse con todo el poder? Como era minoritario, no quería oír hablar de elecciones, aunque, sin embargo, estaban inscritas en los acuerdos de Arusha de 1993.

El problema a día de hoy es que el debate está truncado. A cualquiera que aporte un matiz o formule una pregunta se le tacha de revisionista y de negacionista. Ya estoy cansado de estos antagonismos más ideológicos que factuales entre especialistas, políticos, diplomáticos, ruandeses o europeos. La mejor solución sería una investigación objetiva y acreditada internacionalmente.

– P: En su opinión ¿el genocidio estaba planificado?

– R: En mis informes de principios de 1994, nunca utilicé el término «genocidio». En cambio, a menudo, he aludido al riesgo de una desestabilización trágica a causa de las milicias, la distribución de armas, los estragos causados por la radio RTLM, sin contar la radicalización vinculada con el asesinato en octubre 1993 del presidente de Burundi Melchior Ndadaye, que fue el primer hutu elegido democráticamente.

– P: Entonces, ¿cómo explicaría usted la amplitud de las masacres?

La tensión llegó a su punto más alto. Los rebeldes del FPR habían provocado el desplazamiento de más de un millón de personas, que vivían en condiciones infrahumanas. Todos cayeron en la trampa de la radicalización y el extremismo. ¡El odio estaba repartido entre los hutus y los tutsis! Fui el único diplomático que se desplazó a Mulindi para decirle a Kagame que también debía mandar callar a su radio Muhabura, si quería tener alguna oportunidad de que mis gestiones con respecto a la RTLM tuvieran éxito. Muhabura era también una radio de la muerte. Pero, en aquella época, las organizaciones de derechos humanos solo buscaban en un lado. Sin embargo, no nos engañemos, y sobre todo no trivialicemos. Fueron los extremistas hutus los que cometieron el genocidio. ¿Cómo llegaron a aquello? ¿Qué responsabilidad tuvo el FPR? Hay que poder hacer estas preguntas .

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Traducción al español dentro del proyecto Mondo Lingua para la traducción gratuita de páginas web para ONG y asociaciones sin ánimo de lucro. Proyecto dirigido por Mondo Services. Traductor: María Moreno Barranquero – www.mondo-lingua.org